"La derrota del Partido Justicialista en la puja electoral para la presidencia de la Nación no impidió su triunfo en la mayoría de los 22 distritos provinciales, generó un particular y efectivo federalismo acentuado por el mismo oficialismo nacional, es decir la UCR, ya que le interesaba establecer negociaciones con los múltiples actores dispersos del peronismo más que una concertación con la conducción unificada de la única fuerza de oposición que podía llegar a reemplazarlo, por el caudal electoral que mantenía. La persistencia de los responsables genéricos de la derrota, particular mezcla de fuerzas “nacionales”, como el sindicalismo o las 62 Organizaciones, y liderazgos provinciales, también ayuda a explicar la acentuación de dicho federalismo. Los poderes que podían confrontar con esa conducción que no se rendía, que no aceptaba la lógica de renovarse, solo podían ser los partidos justicialistas triunfadores en cada distrito, es decir, los gobernadores. Los cuales constituían una de las parcialidades que habían conformado a la conducción del PJ desde su congreso de febrero de 1976."
Paz
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