17.5.06

y que el día de hoy no volverá


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El otro día tenía ganas de re-escribir una vieja nota sobre Osvaldo Lamborghini que hice para el número 0 de una revista que todavía no salió pero no. No me gusta la nota y no me gusta escribir sobre O.L., así que no sé para qué carajo la escribí. Arrancaba con una mini reseña de Rey Sol, puntualmente Acerca del niño proletario, por supuesto. Es una obsesión la que tengo con Fito. ¿Hace falta que lo confiese? Algún día, tal vez. Sé que me gustaba Tercer Mundo, mucho, pero creo que hoy no podría soportarlo. Algo me hace acordar permanentemente a Rímini. ¿Viste que es aburrida la narrativa? Poesía, blog: la narrativa es como el programa de la Vucetich. Ah, los ragazzi di vita. Me encantan las instituciones que siguen en pie mientras me como el verso. El verso indigenista, el verso anti, el verso literario, la Literatura Republicana. El blog te termina pudriendo porque te pone ahí, ¿no?, en ningún lugar. Es como ir a una asamblea. Hoy pensé, dentro de no muchos años, los mejores narradores serán pésimos lectores de esa década. Digámoslo: ya fue, aunque K no les guste, ya fue. Pero ése no es el punto. Te pido prestado una vez más: No confíes en los que extrañan épocas. En los que defienden épocas. Total, mientras ahí se agita la interna gloriosa, flotan los vahos de la cita: ¿te acordás cuando Fermín Chávez le escribía la plataforma al FreJuPo y también lo citaba al tano? La crisis es cuando, bla, bla, bla. Todo eso. Pero esto no es política. Me quedo con el cierre del post de Lolamaar. Raro, ¿no? Está bueno eso de la hinchada que escribió después, me gustó. Es el eterno retorno de la lírica. Algún día vamos a volver a narrar. Total, tuvimos que leer demasiado Página/12 para enterarnos que Gildo seguía ahí. Tuvimos que leer bastante. Sí. Aguante Montecristo.

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