7.5.06

yo quiero ser tu badía


(...)

Mi magdalena es la música. A veces también ciertos olores, capítulos literarios, películas, recuerdos de receptor político y algún que otro poema. Pero mi problema es la música. Es mi dôme. Si tuviera que armar un top ten de los discos más significativos en veinticuatro años de vida hasta hoy, seguro estarían Crooked rain crooked rain, Travesti, Llegando los monos, Catch a fire, Histoire de Melody Nelson, Ácido argentino, Highway 61, Against perfection, Electric warrior y Loaded. Pero es injusto. La sed verdadera, por ejemplo, me recuerda el antes, durante y después de un verano que dormía en una terraza de Palermo, fumando y tomando vino, con una rubia de Hannover que me pedía que le explique el peronismo y le cuente cuentos para poder dormir que incluyeran caballos y enanos. Entonces yo le tejía una cosa espantosa, un ready-made aireano mezclando el verso con el que arranca Horses y un imaginario circa Willow y le hablaba de gnomos en las Pampas cabalgando caballos zainos, huyendo de las fronteras porque querían ir al muere por sus propios pecados, siempre montados en pingos y nunca en ponys. Con lo otro era más sencillo, parafraseaba al Pocho: todos somos peronistas, sólo que unos lo disfrutan y otros no pueden evitarlo.
Después está ese disco de Nick Cave que me recuerda noches enteras esperando en una puerta ajena cantando Three-lime arbour, un disco de Super Furry Animals que es la foto de mi primera experiencia Hoffman y un cassette de Made in Japan que traduce un verano en San Bernardo, el año en que dejé de escuchar metal duro y me ablandé con los estertores del rock sónico. Bueno, Ángeles caídos, ahora que lo pienso, me trae mi primera lectura del Libro rojo, un verano marxista en Miramar. Tenía 13 o 14 años. Mis viejos estaban suscriptos a la Humor y a la Sex humor y yo me había aprendido a los ocho años la frase que decía: "Si gana Menem, me voy del país". Nosotros nunca nos fuimos. Pero en el '95, aunque no votara, tenía pegado en mi pieza un afiche de la fórmula Bordón-Álvarez. Era un nerd. Me llevaba el Pequeño Larousse Ilustrado de vacaciones y además de leerlo lo corregía: la página con las banderas de los países tiene tachada la de Alemania Democrática y el morfema Federal en la otra Alemania después de la caída del Muro y la unificación, lo mismo con Yugoslavia que con un escudito en el medio se transformó en Croacia y a Colombia, después del 5-0, le escribí un puto a la derecha. Mi Encyclopaedia es un menjungue de tachaduras y reescrituras y tardes aburridas. Como esto. En definitiva, sólo quería tratar de acordarme, ayer a la noche, a qué me hace acordar ese pasaje de Newark Wilder en la voz de Malkmus:

es una nueva era
y se siente genial

es una nueva era

pero llegó demasiado tarde


Un disco increíble. Algun día de estos, voy a escribir un post que diga: el menemismo es mi magdalena. O una boludez así.

(...)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo no soy de hannover, pero me convenciste
qué discografía, qué larousse!

Anónimo dijo...

danke