Lo que yo acá, y varios otros también, vimos como el síndrome siempre agitador de las elecciones, asume necesariamente las características locales. Una elección es un hecho local, irremplazable, y como gesto conciliador con el mediatismo político, una síntesis de lo que pasa todos los días y que el análisis verbitskiano, por ejemplo, no ve, por su propia condición de encare programático. Una síntesis de lo que pasa en el continuo democrático.
Aunque no hay dudas de que estamos en pleno destape de factores que hacen las delicias del análisis político. Misiones, demócratas, Hillary, Cristina, D'Elia, Irán, Infobae, house organ de un gobierno -un pueblo- ideológicamente pragmático son sintagmas que mueven los ratones de cualquier politólogo de marras, incluyendo no pocos analistas proactivos y loables. La palabra geopolítica vuelve con el mismo sayo que contuvo en su momento los Winnie Pooh de Di Tella, como si el bolivarianismo no, no lo fuera también.
Pero equiparar, equiparan los pelotudos: hermafroditas aburridos y leídos que reducen todo a un bloque de Telefé Noticias que después de informar el Luisito-gate corta con la publicidad del Banco Provincia, esa que te pide que vuelvas, si te caiste entre el '98 y el 2002.
Igual los rupturistas: los que conmueven su ilusión en la idea abstracta de que un gobierno democrático rompe con el anterior.
Dijimos: lo mejor de Kirchner era que significaba el Museo del Menemismo. Cambiar la sintaxis. Todo un logro de la democracia: el gobierno del relato del pueblo.
Yo quise decirlo: el perfil político del bicentenario consta de administradores con sensibilidad tercermundista. Mujicas con formación en el HSM. Sciolis negociando con Hillaris un nuevo prorrateo de la deuda política latinoamericana con la Secretaria de Estado.
La diferencia, como en la economía, son los precios relativos. ¿Cuánta política produjiste en los últimos cuatro años? ¿Cuál es el costo de financimiento que podés soportar? Algún día vamos a tener que pagar las cuotas de haber sacado las chapas de las puertas. Y eso que tuvimos mucha más plusvalía de la que estamos acostumbrados nosotros, los pendejos ahistóricos; jóvenes argentinos.
No fue bueno mientras duró. Es transición, a largo plazo. El mínimo no imponible de la causa política. Tranquilo. Si te caíste entre el 2003 y el 2007, volvé.
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