Recién venía pensando en cuáles podrían ser los mejores nombres de álbumes de rock argentino y me acordé de uno que, por lo menos en el top gonzo, podría rankear muy alto, lejos. Era la época de la invasión del pop latino en las costas norteamericanas y la égida de Miami como capital del continente, y una banda, que ahora no me acuerdo el nombre, pero así medio punkita, un poco más que Expulsados, ponele, y un poquitín menos que lo que hacía WD40, acababan de sacar un disco bautizado Livin' la cuerda floja.
Antes estuve pensando la mitad del día en Ella y la otra mitad en Martha Holgado. Le regalo a un editor de alma republicana la posibilidad de esbozar una analogía entre la de uno a tres fallida hija del Pocho y las disputas internas históricas entre las distintas facciones del Partido del Pueblo. Pobre Martha: yo lo llevaría mucho más allá: el peronismo como la opción de cercanía negra para cierto sector blanco y su permanente imposibilidad de refrendar en el rigor científico e histórico su relación filial. Pero "San Vicente, el primer ADN" es un título que Darío Gallo no debería desdeñar.
Aunque yo pensaba en Luisito.
Misiones no me sacó cierto oficialismo: a lo sumo me ablandó el Yo republicano que pensé que había diluído en la carrera post-política.
Pero al fin y al cabo son sólo elecciones.
Ni siquiera el reflujo / estatal que tanto quisimos.
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