7.9.06

rey sol

Que absurda por no decir medio boluda es la nueva campaña institucional del Gobierno de la Ciudad. Lo más gracioso es que en Flores, ahí por Rivadavia y Carabobo, no sé si sigue estando pero hasta hace unos meses sí, hay una peluquería, de esas muy cool estilo Roho o Barcelona, pero menos ABC1, que se llama Actitud Bs. As. Quiero creer que no lo habrán sacado de ahí justamente; por lo menos no de ese rubro.
En todo caso, no sé si se podría plantear una cualquierización del progresismo, pero ya desde la transición del primer gobierno autónomo al gobierno nacional -los cien pasos de Agulla- el diseño ocupó un rol infernal en la imagen de gestión. No es casual, por eso, que en la razzia afrancesada te encuentres con que el naranja y el verde clásico de la Alianza-Frente Porteño pase a ese amarillo patito feo del Pelado o la irrupción de esta campaña, en realidad eje nominal para una serie de demostraciones de fuerza con vistas al 2007: Actitud Buenos Aires.
Como pasa con Sábato, o como ante cualquier visita de Daniel Barenboim -fijate que Cristina hablaba ayer de cómo Rodríguez Zapatero le pregunta siempre por Sábato- o Martha Argerich, por ejemplo, ayer hubo revuelo por la visita de Lalo "One hit wonder" Schifrin. Ahora no la consigo, pero ayer Infobae publicó un fotón del vernissage previo al concierto en el que aparecían Telerman e Ibarra: el primero sonrisa campaña, el segundo rictus superado de la experiencia. Toda la verdad en esa foto de rigor: S me decía ayer: "cada vez lo banco más a éste", mientras presionaba el índice sobre la cara de Aníbal en el monitor de la PC. Pasa que sucede algo que bien podríamos extraer del título de un líbelo reciente de Vicente Massot: la excepcionalidad parece ser la que termina configurando el entramado de una real politik con mayores o menores dosis de urgencia sobre la cual gravitan las decisiones inmediatas y el humor social -o sea: más o menos lo que marca la diacronía entre las rondas de las Madres y Cromañón, si querés.
Digo: Ibarra, en pleno superávit presupuestario, se subió a la montaña rusa del Italpark en el momento equivocado: hoy, si lo comparás con el dedo apuntando al cielo con que la Corriente Porteña levanta a Telerman, el cadáver entiende más y mejor de política que el simpático Jorge. Política, claro, y no gestión y gobierno que es la ilusión monarca tras la composición progresista. Pero claro, hay cadáveres.
Acá entonces iría lo de Marx, eso de tragedia y... Pero en el fondo yo sigo prefiriendo al trosco de Blanqui para estas cositas.

No hay comentarios.: