10.3.09


Cuenta la leyenda que en 1972 John Denver brindó un show en Washington D.C. que contaba con el por entonces presidente Richard Milhouse Nixon y el ex premier chino Zhou Enlai entre el público. Denver no era todavía el Poeta Laureado de Colorado, como se lo conocería algunos años más tarde en parte gracias al éxito de su disco de 1974 "Back home again" y en parte por el suceso de ventas que significaría la versión de su clásico "Leaving, on a jet plane" llevada a cabo por el supergrupo folk Peter, Paul and Mary a fines de los años sesenta. "Back home again" sería un disco notable, uno de esos álbumes que la prensa especializada norteamericana etiquetaría bajo la temática "homecoming": el largo canto de un hombre sencillo que regresa a su hogar, le canta una balada a su mujer y le agradece a Dios por ser un chico country. Puro folk de las entrañas de un hombre de ascendencia holandesa, nacido en New México, que llegaría a transformarse en uno de los artistas más vendidos de los Estados Unidos de la década del setenta y que iniciaría en 1969 un largo y sinuoso camino entre el folk singer de cara lavada al militante demócrata catalogado como "El mejor amigo de la canción". Ese es el artista antes conocido como Henry John Deutschendorf, Jr, un hombre que asienta las bases de su carrera sobre el húmedo derrotero de la cultura de su país. Su debut de 1969 "Rhymes and Reasons" es un disco a destiempo, editado cuando Robert Zimmerman vuelve a Nashville después de un accidente y pretende recluirse en el clasicismo sin notar que ya llevaba casi una década interpretando al psicodélico Bob Dylan mientras, al otro lado de la orilla, los Beatles se van a tocar a una terraza para airear el vaho de resentimiento y ansiedad que los envuelve. 1969 no es un año preparado para recibir a un cantautor de pañoleta y gafas, dispuesto a acribillar al mundo con sus canciones gentiles. "Rhymes and Reasons" es un disco intervenido por su discográfica en un intento por homogeneizarlo con la Época: con sólo cuatro canciones originales de Denver, RCA decide incluir una canción tonta y bioycasariana de los Beatles y el hit "The love of the common people" mientras dos composiciones cortas e irónicas hacen las veces de paréntesis: una canción silenciosa de cinco segundos titulada "The ballad of Richard Nixon" y otra de catorce segundos, escrita por Tom Paxton, bautizada "The ballad of Spiro Agnew", una burla a la fórmula presidencial en plena guerra de Vietnam que dice simplemente: "Te voy a cantar una canción sobre Spiro Agnew, y todas las cosas que él hizo". Punto. Silencio. Y el silencio como ironía. Ahí estaba John Denver esa noche de 1972: atravesado por la cultura, por los intereses de la casa editora, corrido a la izquierda por la época, da un show tan contundente y cerrado que a la salida, el premier chino decide comprar 500 copias en cassette del single "Take me home, country road" para hacerlo sonar a todo lo que da en las efervescentes reuniones del politburó. Richard Nixon, mientras tanto, también estaba ahí, escuchando su balada silenciosa, dos años antes de dejarle el mando a Gerald Ford. Faltaba mucho todavía para que ese ícono WASP de apellido holandés, que terminaría siendo un militante ecologista y brazo cantado de la administración Carter, entre en la Historia como lo hacen los hombres sencillos y mitológicos: desatado por el talento, empujado por la Época.

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