3.3.09


Hoy es un buen día para escribir. Lo sé porque del otro lado el arrozal está en llamas y esta mañana el General Mc Allister me trajo un nuevo par de gafas. Dijo que eran de un charlie y yo le creí porque vi en su rostro los gestos del odio hacia esos asiaticos malnacidos. Es una cosa así: la frente succionada en dos grandes pliegues de piel que forman una especie de segunda cara que te mira con sarcasmo y soberbia desde la cabeza del General. Yo creo que son sus pensamientos, que luchan por salir a la superficie.
Una vez me pasó algo parecido, allí en Minnesotta. Estábamos con los boys lanzando un par de bolas en el backyard del pequeño Jimmy, el hermano de Ronnie, mi compañero de tienda aquí en Saigon. Jimmy es hemofílico, por eso nunca la va de catcher. Recuerdo la primera vez que nos dijo la verdad: "hey boys, soy hemofílico, no puedo arriesgarme a un golpe", y desde entonces todos lo protegimos: Randy le compró para su cumpleaños un casco y un traje especial con goma espuma en el pecho que resiste un lanzamiento a doscientos kilómetros por hora. Jamás olvidaré su rostro el día que le regalamos el uniforme: la frente arrugada, la sonrisa inmensa, Dios, era tan parecido al General. Ahora hace varios años que no lo veo. Ni a él, ni a Bobby, ni al bastardo del profesor Harris que nunca aprobó que yo me alistara en el ejército, maldito rojo. A todos ellos les voy a dedicar esto, mis palabras de trinchera.

2 comentarios:

Playmobil Hipotético dijo...

eso es tuyo? me imagino que sí porque en la página linkeada no parece haber tanto talento como en esta mínima expresión.

Anónimo dijo...

sí, hermano. el soldier nos manda sus cartas y nosotros las reproducimos como podemos, como médiums.