3.2.06

la morsa era pablo

No puedo dejar de notar, con no poco asombro, que todas las personas que confunden mi nombre me llaman Pablo. Es una constante. Todo aquél que alguna vez supo mi nombre de mi boca o por terceros y luego lo olvida por la falta de costumbre me llama Pablo. Según una repetida anécdota contada por mi señora madre, Pablo fue una de las alternativas que se barajaron a la hora de bautizarme hasta que finalmente quedó descartada. Varias décadas después, el único nombre con el que se me reemplaza cuando olvidaron cómo me llamo es Pablo. Nada de Damián, Darío, Demetrio o Dalmiro, nombres que por la sóla presencia de la dental inicial llevaría a una confusión más justificada. Es metafísica. Ojalá la distancia alguna vez me brinde la respuesta a la cual, hoy por hoy, soy incapaz de alcanzar. ¿Pablo se parece a Diego? ¿O será que el trato con los otros me obliga, de tanto en tanto, a recordar la flexión condicional de mí mismo?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

se parecen por universales

Anónimo dijo...

y a vos te dicen laura o te dicen paula??
saludos