20.8.06

los guiños

Tras un bardeo público, las disculpas íntimas. Hoy: desayuno en horario y P y P. Vagos encomios a Copani. Las pastas: bien guardadas. En la contratapa de Sebrelli, un artículo de Tabarovsky y la foto de Kohan. A menos de veinte centímetros, las últimas páginas de la novela de marras. Se lo acerco. "Después leéte esto." Lo lee. "¿Y?" "Demasiado". "¿Leíste Literatura de Izquierda? -después te lo presto." Mucho diario y poca lectura: concentrado en Tamariscos, recortar a Raimondi y la relectura de un oldie but goldie de Gandolfo, Elvio E. Acá: un texto malo, interminable, un trabajo práctico feo para el taller de Charlie Feiling. "Pudo haber sido el mejor escritor de los noventa pero se murió jóven." Un acuerdo expropiado de él: La larga risa de todos estos años fue el mejor relato sobre la dictadura. La única política que me interesa, ahí, es la mini. La única literatura que me interesa, es en la que el autor se auto corre por izquierda. O por derecha. Una literatura a lo Nikki Lauda. Inmolarse por accidente. Un pasaje de D.T., sí me gusta y va por el lado de mi lectura positiva de su libro. Literatura y política. Radar, Perfil, me faltaba la Ñ: la compré por la tapa de Dylan aunque crea que el Nobel haya que dárselo a Lou Reed y terminé leyendo sólo la columna de Aulicino. Síntesis: hago política rosa, de nenas. Pasar la tarde en un Disco, anotando mentalmente los productos acordados por el gobierno, con mucho dolor de cabeza por un viernes terminado a las cuatro de la mañana, conducido por un taxista duro por San Juan. "Ahí es cuando te empezás a volver un poco humanista", me dijo un amigo fotógrafo que desde que fue paparazzi se obsesionó, como Cassavetes, por las caras de los otros. Entonces: seis y media de la tarde, mensaje de texto y un verso de Dylan -pero el otro: "Hombre, sé mi metáfora". Política rosa. Ahora puteo: cada vez cuesta más postear. La condición de posibilidad del blog, también, es la memoria RAM.

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